Respuestas evasivas
Su respuesta fue decepcionantemente vaga. “Sólo recuerdos”, susurró, sin apenas mirarme. ¿Eso era todo? Sentí una punzada de ira, pero mantuve la compostura. Evitó mi mirada y centró su atención en los lirios, en sus recuerdos o quizá en un pasado que sólo él conocía. Su evasión lo decía todo, pero me proporcionaba poca información tangible. Me sentí atrapada entre la esperanza de sinceridad y el silencio que mantenía con tanta obstinación.

Respuestas evasivas
Lirios y conversación limitada
A pesar de mis insistentes preguntas, permaneció reticente y depositó los lirios con un cuidado casi reverente. Cada flor parecía una despedida silenciosa o un secreto oculto que eludía mi comprensión. Finalmente, rompió su reticencia y habló en voz baja: “Nunca llegamos a despedirnos” Sus palabras me dejaron una mezcla de piel de gallina, comprensión y confusión. Esta frágil combinación de lirios y palabras despertó en mí un profundo anhelo, una sed de respuestas que me condujo al umbral de una verdad oculta.

Lirios y conversación limitada