Una llegada temprana
Aquel domingo, me impulsó una determinación irresistible. Llegué antes de lo habitual, decidida a interceptar al desconocido antes de que pudiera escapar. El aire crepitaba de expectación cuando me situé cerca de la entrada, dispuesta a enfrentarme al desconocido. Una vez más, me invadió una tensión nerviosa mientras fijaba los ojos en las puertas y esperaba. No acercarme a él ya no era una opción. Esta vez estaba preparada, lista para afrontar la situación.

Una llegada temprana
Observando y esperando
Me senté cerca del sendero y fingí disfrutar del paisaje mientras mi mente estaba en otra parte. La gente iba y venía, pero no había ni rastro de él. Las dudas se agolparon en mi mente. Quizá hoy no era el día adecuado. Pero aparté este pensamiento. La impaciencia no tenía cabida aquí. Mi determinación crecía a cada minuto que pasaba. Me juré a mí misma que no partiría hasta que me hubiera encontrado con él.

Vigilar y esperar